viernes, 3 de mayo de 2013

#LIMA2040 - Las Traperas


Las Traperas es una empresa de compra y venta de ropa de segunda mano. Nació como un intercambio de ropa entre amigas, según nos cuentan Vanessa Touzard y Paola Pioltellli, fundadoras y creadoras de esta red. La iniciativa está basada en el fomento del reúso y en el consumo responsable de prendas de vestir. El mercado de la moda produce prendas de vestir en exceso, muchas de ellas que se mantienen en los clósets de las personas, sin ningún valor, y que están todavía en buen estado. Los que nos proponen las Traperas es dar a conocer este excedente a través de una plataforma virtual.

La innovación radica en aprovechar un nicho de mercado originado por la intersección de tres mercados: 1) el mercado de segunda mano, que está poco desarrollado en Perú y que ha podido ser escalado a través de la plataforma virtual, 2) el mercado de la moda, basado en la lógica del consumo y en la diversificación de los productos y 3) el mercado del consumo responsable. Este espacio permite exponer a vendedores y compradores en un entorno social colectivo en el que pueden intercambiar no solo la ropa, sino la historia de sus productos. Un valor añadido que surge de la pérdida del anonimato.

Entonces, la participación incentiva el desarrollo y la movilización de los productos. Una lista de espera de 700 personas que desean compartir sus clósets en la plataforma es muestra de ello. La opción on-line le da versatilidad a las transacciones y muestran este comercio como algo divertido, diferente al estigma insalubre y racista que representaban el negocio de las prendas de segunda mano. A través del comercio comunitario los grupos de personas se pueden interrelacionar, fortalecer sus vínculos y generar valor añadido a los artículos. Por otro lado, el consumo masivo y despersonalizado se desincentivan.

El comercio sostenible sin embargo está más adelantado que la ley. El statu quo legal peruano no acepta la denominación de empresa social, porque no armonizan los objetivos sociales y económicos como compatibles para la visión empresarial. Por ello, el Estado se presenta como un opositor ante estas iniciativas, muchas de ellas que van a estar destinadas a fracasar por los bajos rendimientos.

Esta realidad es similar en otros países en Suramérica. La venta de segunda mano como un negocio rentable está mal visto, es clasista e incluso tiene un aire delictivo. La precariedad de los pequeños puestos, algunos ambulantes, y la muestra acumulada de las prendas generan un ámbito de inseguridad y caos. Los casos de donaciones o artículos robados vuelcan a la mente de los consumidores, resaltando la escena informal. Las Traperas combaten estas condiciones y muestran este negocio como algo factible y seguro en tanto las personas estén más conscientes de la sobreproducción y su efecto global.

Fuente: Entrevista a Vanessa Touzard y a Paola Pioltellli

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