Áreas verdes públicas
libres de insecticidas es un proyecto de la Municipalidad de Miraflores,
dirigido por Patricia Llanos, bióloga encargada de la crianza de insectos
controladores de plagas. Los insectos reemplazan a los insecticidas
artificiales utilizados en los parques del distrito. Muchos de estos
insecticidas tienen efectos nocivos en la salud. En el interior del país,
sobretodo, se han detectado varios casos de intoxicación causado por estas
sustancias. La razón, es que muchos de los insecticidas necesitan 24 horas para
dispersarse y dejar de ser nocivos a la salud. El alejamiento es posible en las
zonas de cultivo, pero los parques son zonas de acceso público constante y no
se puede evitar, o es difícil lograr, la presencia continua de ciudadanos.
El control biológico en
parques de una comuna se está realizando por primera vez en el Perú, en el
distrito de Miraflores. La innovación radica en la adaptación de estas
prácticas propias de las áreas rurales a las urbanas. El uso de controladores
está basado en la investigación constante sobre las plagas propias de ciertas
especies de plantas -muchas de ellas que son comunes en los parques de Lima,
dependiendo del clima. El conocimiento y mapeo de los controladores y plagas
son compartidos a través de una red accesible desde la página del SENASA.
El reemplazo de
insecticidas por controladores en otros distritos será posible después de un
análisis económico minucioso. Aunque los costos directos de implementación e
investigación no son necesariamente
menores al de uso de insecticidas, al considerar los costos ambientales y
sanitarios los hace recomendables,
incluso en el corto plazo. Además, la inversión en algunas plantas puede ser
muy elevada y la probabilidad de su pérdida debe valorarse. La salvaguarda de
las plantas es menos posible conforme se intensifica el uso de insecticidas, ya
que las plagas se vuelven más resistentes y son necesarias mayores dosis para
combatirlas.
Se espera en el futuro
más parques en Lima. Existen cantidades recomendadas de áreas verdes. La
mayoría de los distritos están por debajo de estos estándares internacionales,
a diferencia de Miraflores, que la excede. Una mayor cantidad de plantas
implica un mejor manejo de plagas. En este escenario el control biológico se
presenta como la alternativa más deseable ambientalmente. Sin embargo, su
utilización expansiva y su relevancia en la salud ciudadana solo es posible a
través del compromiso de los ministerios involucrados en la sanidad vegetal.
Por el momento el uso
de insecticidas tiene un control cuestionable. SENASA tiene una lista de
compuestos aceptados, pero la fiscalización es difícil. Aunque con el uso de
controladores biológicos, los comerciantes de insecticidas serían los primeros
en salir perjudicados, no desaparecerían, ya que el control químico también es
necesario, pero en cantidades racionales.
Fuente: Entrevista a Patricia
Llanos
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