jueves, 24 de mayo de 2012

La Brecha Digital a 2021

(publicado originalmente en Caretas, 24 de mayo 2012) 


En 2011, el Perú subió al puesto 67 de los 142 países del ranking de competitividad del World Economic Forum (WEF), y por primera vez se ubicó en la mitad superior de la lista.

Sin embargo, a pesar de esta posición expectante para nuestro desarrollo, mantenemos grandes deficiencias para un país con nuestro nivel de ingresos por habitante. Si no actuamos decididamente desde ahora para corregir algunas brechas clave, nuestro avance no será sostenido, y en 2021 podríamos acabar en una posición global mucho menos favorable que la actual.

La posibilidad de retroceso ya empieza a vislumbrarse hoy en el área fundamental de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Ahí hemos descendido en los últimos cinco años hasta llegar al puesto 106 de los 142 países incluidos en el Informe Global de Tecnologías de Información 2012 del mismo WEF. Según este informe, nos ubicamos muy por debajo de Chile (39), y apenas por encima de Venezuela, Paraguay y Bolivia en Sudamérica en términos del NRI (Network Readiness Index o indicador de potencial para la conectividad). En contraste, en términos de PBI por habitante estamos creciendo y nos encontramos en el puesto 70 entre los países del ranking del WEF. 

Este crecimiento y estabilidad macroeconómica que se prevén para los próximos años constituyen una oportunidad para reducir las brechas tecnológicas con otros países de similar nivel de desarrollo. El desafío central es diseñar nuevas estrategias para que en el año 2021 haya una correspondencia entre los niveles nacionales de ingreso y la capacidad de nuestros ciudadanos para usar y generar tecnologías apropiadas para la era de la información. 

En la medida en que las TIC tienen un efecto cada vez más directo sobre el ingreso y la productividad, se va acrecentando la brecha de bienestar entre quienes tienen acceso a ellas y el resto. Reducir la “brecha digital” es, por lo tanto, un factor importante no sólo para la competitividad sino para reducir la desigualdad y los conflictos en la próxima década. El informe del WEF nos da algunas pistas de cómo superar este desafío, mostrando las principales debilidades del país con respecto al resto del mundo. El NRI se construye sobre pilares relacionados con entorno, potencial, utilización e impacto, incluyendo aspectos de competencias educativas y entorno institucional. 

En casi todos hay mucho por mejorar, pero de lejos el más notablemente rezagado es el de asequibilidad económica (affordability), donde el Perú es el último país de todos los incluidos en la medición. Esta variable considera a las tarifas de telefonía celular, tarifas de Internet fija de banda ancha y la competencia en los sectores de telefonía e Internet. En pocas palabras, tenemos los servicios más caros del mundo. Las tendencias recientes podrían sugerir que estamos en camino al acceso universal a las TIC en el mediano plazo.

Las cifras de Osiptel muestran que entre 2005 y 2011 ha habido un aumento acelerado del número de peruanos con teléfonos móviles y acceso a Internet, y las mejoras rápidas se notan incluso en las zonas rurales. El 89% de hogares ya tiene acceso a telefonía (comparado con menos de 35% en 2005) y 80% disponen de línea móvil para comunicarse. La penetración de telefonía móvil es de 110%, con 32 millones de líneas a diciembre 2011. De 500,000 suscripciones a Internet en 2005 hemos pasado al doble, más de un millón, en la actualidad. 

A pesar del crecimiento reciente, las TIC aún no llegan a todo el país. Por ahora, la telefonía móvil cubre al 88% de los distritos, pero las brechas entre regiones llegan a ser dramáticas: más de 150% de penetración en Lima y sólo 23% en Huancavelica. Igual de notables son las brechas entre los pobres y no pobres. Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares de 2010, un 78% de los hogares no pobres tiene teléfono móvil y un 15% tiene Internet, pero solo el 48% y 0.5% de los hogares pobres, respectivamente. Entre los pobres rurales y entre los pobres extremos de todo el país, los hogares con algún teléfono móvil alcanzan más de la cuarta parte, pero aquellos con Internet son inexistentes. 

La distinción clara entre acceso y asequibilidad económica en el informe del WEF es muy pertinente para el Perú rumbo a 2021. Con los precios más altos del mundo, será difícil incorporar a los pobres y a las zonas rurales al uso intensivo de las TIC, lo cual conllevaría en la próxima década a mayores desigualdades y una menor competitividad como país. Por el contrario, acercar las TIC a las zonas rurales y a los más pobres puede contribuir a mejorar su calidad de vida notablemente. 

Es muy probable que, en términos de PBI por habitante, en 2021 estemos en la mitad superior de la tabla de países del mundo. Pero no podremos mantener ese lugar por mucho tiempo, ni podremos llegar a 2021 con nuestro actual nivel de competitividad, si es que no se ha logrado elevar el uso de las TIC en el Perú. Debemos subir desde la cola hasta un nivel similar al que se ubica nuestro PBI por habitante en el ranking mundial. Para lograr este objetivo a 2021, debemos seguir avanzando aceleradamente en la expansión del acceso e infraestructura en todo el país, sin olvidar temas afines de educación y fortalecimiento institucional.

En particular, requerimos de medidas agresivas para mejorar la competencia en las telecomunicaciones y así reducir los precios para todos, implementando al mismo tiempo programas focalizados para reducir costos en las zonas rurales y de pobreza.
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* Artículo elaborado por Gonzalo Alcalde, Investigador Asociado de FORO Nacional Internacional.