martes, 18 de octubre de 2011

Seguros contra el impacto de los shocks de precios de alimentos

Las alzas abruptas en los precios de los alimentos parecen destinadas a ser cada vez más frecuentes a nivel global, y en 2011 han demostrado tener importantes consecuencias económicas, sociales e incluso políticas. El Perú aún refleja varias vulnerabilidades ante un escenario de alzas abruptas en estos precios, a pesar del crecimiento económico, de la reducción de la pobreza y de la disponibilidad de herramientas de política, así como programas sociales y de asistencia alimentaria. En 2008, cuando el índice de precios de los alimentos llegó a su pico, el déficit calórico (cuando las personas adquieren una cantidad de calorías inferior a las requeridas) aumentó de 27.9 a 31.6 por ciento de la población aún cuando la pobreza monetaria se redujo. El impacto fue aún mayor en el quintil por ingreso más pobre, donde el déficit calórico pasó a afectar de 65 a 69 por ciento de este grupo entre el 2007 y 2008.

Sin embargo, ya existen varias iniciativas de protección de la seguridad alimentaria que pueden ser apoyadas, fortalecidas y expandidas para atender a los más vulnerables cuando aparezcan estos shocks externos. Un primer grupo de iniciativas, que se sitúan en el nivel macro, es el caso de los programas sociales destinados a reducir el déficit calórico y promover la seguridad alimentaria —de acuerdo a su agrupación en el Presupuesto por Resultados (PpR). Muchos de ellos son parte de los programas sociales protegidos cuyo presupuesto se mantiene aún ante la eventualidad de una caída importante de los ingresos presupuestales. Estos programas —cuyo presupuesto se cuadruplicó desde el 2006 hasta US$530 millones en el 2010— cuentan con varios instrumentos: (i) asistencia alimentaria, que representa el 85 por ciento de los recursos, se realiza mediante estipendio monetario, reparto directo de alimentos o bonos alimentarios para adquirir productos en mercados locales; y (ii) programas de apoyo a los agricultores, entre los cuales destaca el Programa de Compensación de Productos Agrícolas, el cual absorbe el 11 por ciento del presupuesto.

Es preciso considerar que, ante un aumento de los precios de los alimentos, estos programas sufrirían un doble impacto: una mayor presión sobre su presupuesto, particularmente si comprenden la adquisición de alimentos; y un aumento de la población potencial a atender. Es en este último punto donde reside la principal vulnerabilidad de los programas de asistencia alimentaria ante un aumento sostenido de los precios de alimentos en el mercado interno. Cuatro de los programas principales dentro del PpR atienden a un porcentaje importante pero aún insuficiente de hogares con déficit calórico, pero además a un importante porcentaje de hogares que no sufren de déficit calórico. Aún más, un porcentaje que no se puede estimar accede a varios programas, con lo que la cobertura total de los programas resulta modesta con relación al problema de déficit calórico existente.

El segundo grupo de iniciativas consiste en intervenciones a nivel micro, muchas veces desarrollados desde la sociedad civil, organismos internacionales y agencias de cooperación, y se co-ejecutan con autoridades locales y nacionales. Entre ellos, los programa de "Concursos Campesinos" presentan un enfoque interesante para apoyar la seguridad alimentaria y reducir el impacto de los precios del mercado doméstico mediante el fortalecimiento de las capacidades productivas de los agricultores en zonas rurales y con fines de auto-subsistencia en muchos casos. Estos programas buscan transmitir conocimientos y la adaptación de tecnologías simples y costo-efectivas para aumentar la productividad del campo, a través de la promoción y puesta en competencia de prácticas productivas. Así, los mismos beneficiarios adaptan las tecnologías, las mejoran mediante el uso, y las transmiten hacia otras comunidades utilizando la forma tradicional en que se escalaron estas innovaciones durante el desarrollo de las culturas pre-inca e incaica en el mundo andino. Como muchas de las tecnologías son de aplicación simple y costo-efectivas, es posible escalarlas con una inversión modesta.

En general, estos programas tienen un presupuesto reducido. Los cinco casos de programas similares en el portal de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) muestran en promedio un presupuesto de US$4.7 millones por proyectos, pero el programa Sierra-Aliados del Ministerio de Agricultura tiene un presupuesto de US$34.7 millones para estos fines. Además, estos programas tienen como objetivo reducir su apoyo en el tiempo, de manera que progresivamente se financien con recursos públicos del presupuesto y se integren a los programas de asistencia alimentaria para ampliar su efecto y escala.

Estos dos tipos de iniciativas de protección y seguridad alimentaria, a nivel macro y micro, son las principales herramientas que el Perú tiene actualmente para mitigar los impactos de la subida de precios internacionales sobre las poblaciones vulnerables. Fortalecidos y ampliados, pueden evitar que estos efectos negativos se trasladen al mercado local y afecten los objetivos de reducción del déficit calórico y otros objetivos de la política social. Sin embargo, aún no constituyen un seguro garantizado contra las consecuencias significativas que pueden tener las alzas en los precios de los alimentos.


* Elaborado por Pasko Kisic, investigador asistente del programa Agenda: PERÚ

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