miércoles, 12 de octubre de 2011

Sobreendeudamiento: ¿una bomba de tiempo en el Perú?

Tras la crisis financiera, y a pesar de amenazas de recesión en los países desarrollados e incertidumbre por el inicio de un nuevo gobierno, el crédito al sector privado pasó de una tasa de variación anual de dos por ciento en enero 2010 a 21 por ciento en agosto 2011. Si bien tiende a estabilizarse con las menores previsiones de crecimiento económico, la pregunta central es si el crecimiento del crédito al sector privado está creando alguna burbuja financiera que amenace la estabilidad del sistema financiero en el futuro.

El sobreendeudamiento puede afectar al sistema financiero y cortar la cadena de pagos si un sector de deudores se vuelve incapaz de pagar sus obligaciones financieras. Por ejemplo, los créditos de consumo y el crédito a las empresas son los que presentan mayores niveles de morosidad (1). Como sus actividades dependen mucho del ciclo económico, una caída en sus ingresos podría reducir su capacidad de pago y con ello afectar a otros sectores que dependen de su consumo o como fuente de empleo. Sin embargo, la morosidad no ha tenido variaciones importantes y sólo representa el 1.5 por ciento del total de deudas del sistema bancario. Las principales señales negativas están viniendo de las centrales de riesgo. Aunque creciendo lentamente, los clientes con algún vencimiento en sus tarjetas de crédito fueron el 18 por ciento en octubre de este año de acuerdo a Sentinel Central de Riesgo, y con importantes vencimientos el 12 por ciento—sumados son cerca de 600 mil deudores de tarjeta de crédito con problemas.

Aparte de un evento adverso por el lado de los ingresos, el sobreendeudamiento también se puede causar por el comportamiento oportunista y riesgoso de prestamistas o deudores. En el caso del primero, existe evidencia que la colocación de tarjetas de crédito ha aumentado en provincias particularmente para el caso de créditos de consumo y que se estarían relajando algunos estándares de evaluación en medio de una guerra de colocaciones y compras de deuda. En el caso del segundo, la actitud de adquirir préstamos en diversas instituciones se vuelve un problema si las tasas para el repago de las deudas adquiridas empieza a aumentar. Otro ejemplo de oportunismo que genere problemas futuros son las campañas de “no pago”, que buscan presionar a las instituciones bancarias en caso de altas tasas, pago por servicios o multas, aunque han tenido un impacto muy marginal en Perú.

Estas señales no conforman una amenaza al sistema financiero cuando se mira de manera más agregada. La morosidad es aún baja y varios analistas consideran que el crecimiento del crédito corresponde bastante bien al crecimiento económico y al hecho que la penetración de los créditos es aún baja. Por otro lado, la regulación prudencial de la Superintendencia de Banca y Seguro es bastante exigente, y el sistema de provisiones por incobrabilidad de créditos ha funcionado para moderar el crecimiento del crédito en anteriores ocasiones. Además, algunas presiones al alza de las tasas de interés se han venido moderando, causando una reducción importante en las tasas de crédito de consumo de cuatro por ciento entre setiembre y junio de 2011.

Sin embargo, no se puede negar la vulnerabilidad de algunos sectores que podrían estar sobreendeudados y perder su capacidad de pago si sus fuentes de ingreso se complican. Además, debe distinguirse de aquellos comportamientos oportunistas y riesgosos de instituciones financieras y deudores, los cuales en mayor medida de lo posible deben ser los principales afectados por su comportamiento; y de aquellos deudores que pueden resentir una merma de sus ingresos en caso de complicarse las condiciones de mercado o ante eventos imprevistos. Saber esto a ciencia cierta es casi imposible, por lo que la mirada a varias señales opuestas debe ser materia de seguimiento cercano del ente regulador del sistema financiero para tomar las medidas en caso se estén generando las condiciones para burbujas de sobreendeudamiento con potencial de crear problemas en el sistema financiero en conjunto.


(1) Mientras la morosidad en el segmento de las pequeñas empresas se sitúa entre cinco y seis por ciento en lo que va del año, en el sector de las grandes empresas es casi nulo y en las microempresas es alrededor de tres por ciento. Los créditos de consumo presentan morosidad alrededor de tres por ciento.


* Elaborado por Fernando Prada, investigador asociado de FORO Nacional Internacional

0 Comentarios:

Publicar un comentario