lunes, 14 de noviembre de 2011

Humala y la ficción del "hombre promedio"

Días atrás, el Presidente Ollanta Humala dio un discurso interesante en la presentación del Informe de Desarrollo Humano (IDH) 2011 del PNUD, el cual adquiere mayor relevancia con la coyuntura actual de agravamiento de los conflictos socioambientales. En el discurso resaltó, en línea con las conclusiones del IDH, que el principal problema que hoy enfrenta América Latina no es exactamente la pobreza, sino la desigualdad, y que esta debe mirarse de manera integral con el fenómeno del cambio climático y su impacto sobre los más pobres. Humala mostró entender la relación íntima que puede haber entre las amenazas al medio ambiente y la exclusión y desigualdad que afectan a muchos peruanos y latinoamericanos.

Al respecto, dijo que detrás de los grandes promedios que indican avances a nivel macro hay grandes desigualdades que persisten y evidencian que el "hombre promedio" mostrado en las cifras no existe en la realidad. Sentenció que "el hombre promedio no sale a la calle" a protestar, sino el excluido. Más bien, relacionó a los más de 200 conflictos sociales (217 en octubre, según la Defensoría del Pueblo) que afectan al país con esta desigualdad persistente, y con los grupos marginados que están luchando por "lo más básico" (la tierra y el agua), así como la ausencia histórica de una sociedad justa e inclusiva.

Considerando el recrudecimiento de los conflictos sociales en los últimos días, cabe resaltar que las frases acerca del hombre promedio inexistente, el que no sale a la calle, no aparecen en la transcripción oficial del discurso que se encuentra en la página web de la Presidencia de la República. Sí aparece, sin embargo, lo que dijo acerca de la escasa incidencia del (mayor) gasto público en el desarrollo, de la necesidad de transformar los programas sociales y que sean verdaderos escalones para que los ciudadanos salgan definitivamente de la pobreza, y de llevar al Estado al interior del país, donde la economía ilegal e informal frecuentemente predomina.

Varios analistas vaticinaron que la primera gran prueba del nuevo gobierno sería cuando reaparezcan diversos conflictos sociales y se tuviera que demostrar que es posible ser favorable a las inversiones mineras y, a la vez, respetuoso de la voluntad de las comunidades del interior del país, muchas de las cuales exigen simplemente un cese definitivo de las actividades mineras. Hoy hay conflictos socioambientales significativos que se han agravado en Huaraz, Cajamarca y Andahuaylas y el país espera, además de una mejor capacidad de concertación y negociación que el gobierno anterior, medidas concretas de largo alcance que pongan en la práctica este entendimiento de la delicada relación entre lo ambiental y la exclusión que el presidente demostró a inicios de mes en su discurso en el PNUD.


* Elaborado por Gonzalo Alcalde, coordinador del programa Agenda: PERÚ

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