miércoles, 25 de enero de 2012

El Informe McKinsey y la gran oportunidad del siglo 21

(Publicado originalmente en la revista Caretas 2215)


Decenios y siglos de exportar materias primas con poco valor agregado han dejado huella en América Latina. Durante todo el siglo 20 la caída en el precio relativo de las materias primas exportadas (oro, plata, guano, salitre, caucho, azúcar, cobre, plomo, hierro, harina de pescado, fibra de alpaca, petróleo, gas) en relación con el precio de los productos manufacturados importados, condenó a la región a un crecimiento anémico y esporádico, alimentado por fugaces períodos de auge en algunos productos primarios.

Parecíamos marcados inexorablemente por el deterioro de los precios de intercambio entre materias primas y manufacturas, y no supimos aprovechar los breves lapsos en que este deterioro se revertía. Cierto que la diversidad de productos primarios del Perú generó cierta holgura económica, ya que sus precios no bajaban todos al mismo tiempo y en la misma proporción, y esto disminuyó la urgencia de invertir en la transformación de nuestra economía.

Al iniciarse el siglo 21 surge una nueva oportunidad. Un análisis de la consultora McKinsey demuestra que en los últimos diez años se ha revertido el largo período de deterioro de los precios de intercambio y que los productos primarios han alcanzado niveles de precios no vistos desde hace cien años. Más aún, de acuerdo a McKinsey, esta situación se mantendrá durante los próximos dos decenios, si bien con mucha volatilidad.(1) El acelerado crecimiento de los países emergentes, en particular China e India, y la expansión de una clase media global con apetito de consumo, ha generado un gran aumento en la demanda de energía, alimentos, metales y agua, entre otros productos primarios, que unido a las limitaciones en la oferta mantendrá elevados los precios de las materias primas.

¿Cómo aprovechar esta nueva oportunidad que se nos presenta? El decenio hasta el Bicentenario de la Independencia es clave para transformar nuestra economía, agregar valor a nuestras exportaciones, avanzar hacia la sociedad del conocimiento y consolidar un proceso de crecimiento inclusivo y sustentable. Los ingresos provenientes de la exportación de materias primas deben financiar esta transformación, que requiere de una inversión masiva en investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación.

Debemos invertir en conocimiento para mejorar la productividad en la exploración, extracción, procesamiento y utilización de nuestros recursos naturales, buscando reducir costos y aumentar los márgenes de ganancia; promover encadenamientos productivos y de servicios hacia delante para agregar valor, y hacia atrás para proveer insumos a las actividades primarias; emplear los mayores márgenes de ganancia para invertir en nuevas actividades productivas con mayor contenido de conocimiento y tecnología, e identificar productos y mercados específicos para incursionar con nuestras ventajas comparativas y las características especiales de nuestros productos naturales. El nuevo auge de las materias primas nos permite avanzar en la inclusión social y contrarrestar los efectos del cambio climático, pero solo si logramos crear las capacidades, generar el conocimiento y promover la innovación.

No es fácil aprovechar oportunidades que se presentan una vez cada siglo. Necesitamos maneras de pensar y actuar diferentes a las usuales, tanto en el sector público como en empresas privadas, organizaciones de la sociedad civil e instituciones académicas. El desafío ms grande que enfrentamos consiste en ponernos a la altura de las extraordinarias circunstancias que estamos viviendo, y esto exige ser, al mismo tiempo, visionarios y pragmáticos.


* Elaborado por Francisco Sagasti, fundador del programa Agenda: PERÚ




-------------------
(1) McKinsey &Co., Resource Revolution: Meeting the world's energy, materials, food and water needs, New York, Noviembre 2011.

0 Comentarios:

Publicar un comentario